“Yo creo firmemente que esta organización nació en el corazón de Dios”

Fanny Montes lleva 24 años trabajando en Hábitat para la Humanidad Nicaragua. Ingeniera agrícola de profesión, inició como asesora nacional, fue gerente y asesora de sucursales, y desde hace una década destaca en su rol comunitario y de educación financiera

Fanny es una mujer que irradia paz. Con un semblante tranquilo y una sonrisa amable, sus compañeros de trabajo suelen calificarla como “un pan de Dios”, haciendo referencia a que es un excelente ser humano. Lo que sus colegas desconocen es que tras su figura sencilla, es una mujer que ha pasado toda la vida rompiendo esquemas.

Originaria de la ciudad de León, Fanny es la mayor de 7 hermanos. De niña jugaba con ser relacionista pública, viajar por el mundo a hacer negociaciones y convencer a las personas. Se graduó de ingeniera agrícola especialista en maquinarias, pero de inmediato supo que no quería pasar la vida trabajando con máquinas, lo suyo era con personas.

Siendo aún estudiante de la carrera trabajó con una organización ecuatoriana que la becó por un año. “Normalmente esos cursos solo los reciben hombres, pero yo fui única la mujer en el grupo y me gané el respeto de los compañeros con mi disposición al trabajo. Mi jefe, el ecuatoriano, siempre me motivaba a marcar la diferencia”, cuenta.

Al culminar la carrera estudió un postgrado en Desarrollo Comunitario y fue ahí donde su vida dio el giro que esperaba. “Fui a un evento de Hábitat2 representando a Acción Médica Cristiana, que entonces era mi centro de trabajo, yo tenía la misión de hablar. Al finalizar el evento se me acercaron Paul y Nancy Hamalian, asesores internacionales de Hábitat para la Humanidad y me dijeron: Nos gustas para Hábitat. Te queremos ofrecer un trabajo”, relata Fanny.

Las palabras exactas que utilizaron para convencerla, no las recuerda pero si hay una frase que asegura la marcó para siempre, Hábitat para la Humanidad trabajaba con las familias y no para las familias. En ese momento pensó que era una forma de poner en práctica el amor de Dios, al día siguiente fue la entrevista y 24 horas más tarde estaba rumbo a Bolivia, a un taller de inducción que en aquel entonces ( octubre 1996) se le daba a todos los nuevos colaboradores de Hábitat. Ahí empezó la travesía.

 Fanny junto a Millard Fuller y dos miembro de la junta directiva de Hábitat oficina de Diriamba-Carazo.

 

Asesora, gerente y muchos otros roles

El primer puesto que tuvo Fanny era de asesora nacional, su trabajo era abrir sucursales de Hábitat en distintos departamentos del país; durante 7 años fue gerente de la oficina del sur ubicada en Diriamba, además apoyó en Bluefields, Matagalpa y en Managua. “Luego la organización concluyó que no éramos una empresa constructora y en ese proceso de reestructuración paso a ser gerente sólo de Managua. Luego la entonces directora, me pide que encargue del área de educación financiera, eso fue en 2009”, detalla Fanny quien hoy trabaja en el puesto de Facilitadora de Protagonismo Comunitario y Coordinadora de Educación Financiera.

Para entonces Fanny ya había recibido muchas capacitaciones en elaboración de planes estratégicos, técnicas participativas y tenía vasta experiencia en desarrollo comunitario, por lo que se le pidió que implementara sus conocimientos en educación financiera, rol para el que también fue capacitada y certificada a nivel internacional.

¿Le has dedicado toda una vida a la organización, cómo ve Fanny a Hábitat Nicaragua?

Creo que Hábitat ha venido creciendo, ha venido aprendiendo y ahora es joven adulto…Seguimos haciendo cosas nuevas cosas, nuevos procesos, nuevas maneras de ir a la gente…La organización está en constante cambio y eso hace que vayamos sacando el eje fundamental de lo que necesita la gente. Eso es lo que me gusta de Hábitat.

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles que has pasado acá?

Cuando se han tenido que ir mis compañeros, han habido tres momentos de cambios internos en estos 24 años. Para mí fue muy duro ver gente que apreciaba mucho, se iba pero me he tratado de adaptar…yo aún mantengo comunicación con muchas de esas personas que se han ido, nos llamamos, vamos a comer, etc. Sabés, yo creo firmemente que esta organización nació en el corazón de Dios, y como nació en el corazón de Dios él se encarga de ponerlo en el corazón de cada persona. Por eso esta organización siempre tiene bendiciones…

¿La experiencia que más te ha conmovido?

 Una señora en Masatepe. Ella tenía una actitud muy negativa, venía de un contexto de una familia disfuncional y no creía mucho en el concepto de ayuda mutua, no creía mucho en que las personas iban a apoyar sin interés, pero cuando miró que todas las personas se involucraban en la construcción de su casa, incluso la vecina con quien no tenía una buena relación, ella cambió. El día que le entregamos la llave dio un discurso muy emotivo, dijo todo lo que había aprendido en tan poco tiempo y que las puertas de su casa siempre estarían abiertas para todo el mundo. No lloré porque había mucha gente y tenía que ser fuerte.

A mí lo que me impacta en Hábitat es cuando una persona negativa dice que no se puede, y al final confirma que sí se pudo.

Comentaste que las personas te preguntan por qué no te has ido de Hábitat ¿Cuál es tu respuesta?

 Porque aquí tengo la oportunidad de ir sembrando la semilla. Creo que el reino de Dios es aquí en la tierra, nosotros somos los que hacemos el reino de Dios en la tierra, y Hábitat me da la oportunidad de establecerlo cada vez que llego a cada una de esas familias. No se me ha dado por decirlo voy a ir a probarlo a otro lugar, porque no he conocido otra organización que me haya enamorado su misión y su visión.

Entonces tenemos Fanny para rato…

En la medida que tenga la oportunidad de seguir dando lo voy a hacer, porque para mí Hábitat es una organización que contribuye a mejorar la vida de otros. Pero la organización a mí también me aporta, porque voy creciendo como persona.

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